Joaquín Levinton: La era de la madurez
“Me convertí en un buen compositor y estoy grande, me sé cuidar”, dice Joaquín Levinton. Llega con su nueva banda Sponsors el sábado a Carlos Paz.
Por Germán Arrascaeda
Joaquín Levinton es el rocker desbordado que Capusotto sabe cómo ridiculizar. ¿Pero qué sería del rock sin su hermosa estupidez? El hitmaker hace rato que tiene grupo nuevo, Sponsors, pero aún está lejos de tener la vaca atada como en los tiempos de Turf. “Somos un bebé dando los primeros pasos. Me parece correcto”, evalúa quien fue retratado junto a Celeste Cid en situación de “internación voluntaria”.
–¿Te gusta la sensación de empezar de cero?
–Es un desafío. Cuando tenés un grupo después de muchos años, salís a tocar y sabés que el repertorio tendrá aceptación. Es una ventaja. Después las cosas cambian, la vida también. Me da bronca de que canciones muy lindas no se hayan escuchado.
–¿Te quedaron en el tintero canciones de Turf?
–No, de Sponsors, me refiero a canciones del primer disco que no saltaron a las radios. Son hermosas, dejé la vida ahí.
–¿Sentís que no tuvieron la difusión necesaria?
–No me importa la difusión, porque nunca me la dieron; mis canciones se terminaron imponiendo. Me refiero a que me hubiera gustado que la gente apreciara el potencial y belleza de esas canciones. Pero el país está muy boludo.
–¿A qué lo atribuís?
–A que nadie quiere que le rompan las bolas. Es preferible consumir algo pelotudo que ponerse a descubrir cosas.
–¿Te creés un gran compositor de hits?
–Soy un inútil en todo, pero en composición practiqué tanto que me transformé en bueno. Si no me sintiera bueno, no lo haría. Aparte le pongo tanto cariño a esto, toda mi vida, que me gusta decir que soy buen compositor.
–¿Qué decir sobre la ironía de llamarse Sponsors cuando el rock está atado a las marcas?
–Todo el tiempo pienso cómo puedo romper las pelotas.
–¿Y sobre el haber usado tipografía hebrea en la tapa?
–Me dijeron que era nazi, pero mi apellido es judío. Esperá, esperá, que te hago escuchar algo...Levinton toma el tubo, lo acerca a su portaestudio y se escucha el tema Después de todo. Tiene pasta de hit, obvio. “No sé quién producirá esto. Soy muy cabeza, voy a los ponchazos. No tengo Internet, pero me gusta mostrarte esto porque lo más importante es la música. Siempre que llames, me encontrarás trabajando”.
–¿Y cómo te sentís de salud?
–Compongo y compongo. No pierdo ni un minuto. No boludeo. Voy a estar hasta en marzo de servicio. Luego descansaré. Pero no me parece nada raro que un cantante de rock & roll tome drogas. Todos los que me gustan a mí se drogan.
–El tema es que, en un nivel, peligra la vida misma.
–No te preocupes, estoy grande, me sé cuidar.
Una fotografía, miles de especulaciones. Cuando noviaba con Celeste Cid, Joaquín Levinton fue retratado junto a la actriz en la tapa de Paparazzi. La nota manifestaba cierta preocupación por una internación espontánea tras, supuestamente, haber vivido varias noches de desbordes. “Me escracharon porque yo recién salía y me re dolía el brazo, por el pinchazo que me habían dado”, fue la explicación que dio el cantante tras haberse visto en la portada de la revista chimentera. Hoy, a un par de años del incidente, Levinton sigue en la suya, componiendo de modo febril y apuntalando el mito del politoxicómano. Como Calamaro hace una década atrás. Veremos cómo sale.
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